domingo, 9 de mayo de 2010

enfermedades

ENFERMEDAD INFECCIOSA

El SIDA (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), es el estadio final de la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (HIV). La infección por el HIV se desarrolla en tres fases habitualmente: la primoinfeccion o infección aguda, una fase asintomática y la enfermedad avanzada o SIDA.
El HIV es un virus de la familia de los retrovirus, y existen dos tipos descritos el HIV-I (el más frecuente) y el HIV-II (inicialmente solo descrito en África). Normalmente la infección aguda no mata al infectado, sino que el virus permanece en el organismo y se convierte en una infección crónica que puede pasar desapercibida durante muchos años, hasta que el sistema inmunitario del individuo está muy alterado y aparecen las complicaciones.

El primer paso es el contagio. La infección se transmite entre humanos, por diferentes vías:
Como enfermedad de transmisión sexual, a través de relaciones sexuales. Es la principal vía de transmisión actual y se puede dar tanto en relaciones heterosexuales como homosexuales.
Transmisión por la sangre y derivados:
Transfusiones sanguíneas y trasplantes de tejidos contaminados: Cuando apareció la enfermedad en los años 80 y hasta que no se conoció el virus y se pudo detectar en sangre, era la vía de contagio más importante (sobretodo en pacientes hemofílicos). Con la legislación y las precauciones actuales, ya no es una vía de contagio habitual en los países desarrollados.
En adictos a drogas por vía parenteral: fue la principal causa de contagio durante la década de los 80 en nuestro país.
Pinchazo casual con material contaminado: extraordinariamente rara pero no imposible. Se puede dar en personal sanitario.
Transmisión materno-fetal y del lactante: el HIV se puede transmitir desde la mujer infectada al feto durante el embarazo, en el momento del parto y durante la lactancia. Esta vía de transmisión es, junto con la sexual, de especial importancia en los países en vías de desarrollo.
Una vez el virus ha infectado a una persona, se va diseminando por el organismo. El virus tiene especial apetencia por las células que expresan la molécula CD4 en su superficie, especialmente los linfocitos T CD4+ del sistema inmunitario.
La característica que marca la infección avanzada por el HIV es la intensa inmunodeficiencia causada cuando el número de linfocitos T CD4+ baja por debajo de ciertos limites. En esta situación aparecen las infecciones oportunistas y algunos tipos de tumores que definen el SIDA.
Síntomas
La primoinfección por el HIV suele ser asintomática (no da síntomas) pero también puede dar lugar a un cuadro de fiebre, malestar general, cansancio, adenopatías y leve hepatitis.
En la fase de infección asintomática, la persona infectada no tiene ningún síntoma aunque la infección está presente y el virus va mermando el sistema inmunitario. Esta fase puede durar de meses a varios años.
En la fase avanzada de la enfermedad o SIDA: la persona tiene los síntomas propios de las infecciones oportunistas u otras enfermedades causadas directamente por el virus que la definen. Los síntomas de estas infecciones dependen de su localización y del microorganismo que las provocan y son muy variables.
Las diferentes infecciones oportunistas que definen el SIDA son, entre otras:
Tuberculosis pulmonar o diseminada
Candidiasis en las mucosas (oral, esofágica, genital) o diseminada.
Meningitis por parásitos (Criptococo)
Diarreas por infección del tubo digestivo por Cryptosporidium
Infecciones oculares como la queratitis por Citomegalovirus.
Infecciones cerebrales como la toxoplasmosis cerebral.
Hay algunos tipos de tumores que son característicos del SIDA como el sarcoma de Kaposi o los linfomas cerebrales.

Diagnóstico
El diagnóstico de la infección por el HIV es por análisis de sangre. En los análisis de sangre se mira la serología, es decir la presencia de anticuerpos contra el HIV. Cuando es positivo significa que la persona tiene infección por el virus de la inmunodeficiencia humana. Siempre se confirma mediante un segundo análisis.
Si se sospecha que la infección es reciente y la serología es negativa, se puede determinar el antígeno del virus en sangre (p24), que será positivo en la mayoría de los casos. Este periodo de tiempo con una serología negativa pero con el antígeno del HIV positivo, se llama periodo ventana, e indica infección reciente (primeras 3 semanas).
Una vez diagnosticada la infección por HIV, siempre es recomendable saber el estado inmunitario del paciente mediante un análisis de sangre y la carga viral o cantidad de virus en sangre.
El diagnóstico de SIDA se hace cuando se tiene una serología positiva confirmada y alguna de las infecciones oportunistas o tumores que define SIDA.

Tratamiento
El tratamiento de la infección por HIV y SIDA es muy complejo ya que la propia enfermedad incluye un amplio abanico de situaciones.
A modo de resumen hay que indicar que por un lado está el tratamiento contra el virus de la inmunodeficiencia humana, y por otro lado el tratamiento de las complicaciones que da la enfermedad, es decir, de las infecciones oportunistas intercurrentes y los tumores.
Las infecciones oportunistas se tratan con los fármacos específicos para cada una de ellas. Los tumores se tratan con los tratamientos oncológicos pertinentes.
El tratamiento contra el virus se realiza con los fármacos llamados antirretrovirales. Hay diferentes grupos de antirretrovirales, en función del nivel de actuación sobre el virus: inhibidores de la transcriptasa inversa, inhibidores de la proteasa, inhibidores de la entrada e inhibidores de la integrasa.
Desde hace unos años, el tratamiento de la infección por HIV se centra en mantener el virus los más inactivo posible, y esto se mide con la carga viral y los niveles de linfocitos T CD4+ en sangre. Esto se ha conseguido gracias a la terapia combinada o la terapia antiretroviral de alta intensidad (HAART o highly active antiretroviral therapy). Con estos tratamientos la infección por HIV se ha convertido en una infección crónica en los países desarrollados. El tratamiento tiene que ser individualizado y prescrito por médicos especializados en HIV. Cuando el paciente empieza a tomar fármacos antirretrovirales, tendrá que seguir las indicaciones de su médico en cuanto a los posibles cambios de tratamiento pues estos fármacos pueden tener toxicidad importante y el virus de la inmunodeficiencia humana puede desarrollar resistencias.
Las dos opciones para el tratamiento inicial más utilizadas en la actualidad son dos regímenes terapéuticos diferentes con tres fármacos.
Medidas preventivas
Por el momento no existe ninguna vacuna contra el HIV comercializada, aunque se está investigando activamente.
El preservativo ha demostrado que reduce significativamente el riesgo de contagio en las relaciones sexuales con coito, tanto heterosexuales como homosexuales, aunque no al 100% sobretodo si no se utiliza correctamente, o se rompe.
Los besos se consideran seguros, aunque existe una posibilidad "teórica" de transmisión a través de la saliva (la concentración de virus en la saliva de personas infectadas es muy baja y además, la saliva tiene unos enzimas que inactivan el virus).
En los adictos a drogas por vía parenteral hay que evitar compartir las jeringuillas y otros utensilios.
La transmisión maternofetal del HIV se puede controlar con la administración de fármacos antirretrovirales durante el embarazo, en el parto y durante la lactancia. En los países desarrollados, gracias al control del embarazo y estos tratamientos, la transmisión maternofetal es relativamente poco frecuente. En los países en vías de desarrollo, se ha demostrado que la administración de dosis de antirretrovirales en el momento del parto y después también disminuye la incidencia de infección de los neonatos, por lo que es de vital importancia el control del embarazo y los partos asistidos en estos países, para controlar la infección general por HIV.
De interés
La investigación en el tratamiento del HIV es muy activa a nivel internacional, y habitualmente participan tanto los gobiernos como universidades y, por supuesto, la industria farmacéutica. Existen numerosos ensayos clínicos para nuevos fármacos o nuevas combinaciones de fármacos en estudio.


ENFERMEDADES NO INFECCIOSAS

Otros nombres: Azúcar en la sangre, Diabetes de comienzo en la edad adulta, Diabetes no insulinodependiente, Glucosa en la sangre
La diabetes es una enfermedad en la que los niveles de glucosa (azúcar) de la sangre están muy altos. La glucosa proviene de los alimentos que consume. La insulina es una hormona que ayuda a que la glucosa entre a las células para suministrarles energía. En la diabetes tipo 1, el cuerpo no produce insulina. En la diabetes tipo 2, el tipo más común, el cuerpo no produce o no usa la insulina adecuadamente. Sin suficiente insulina, la glucosa permanece en la sangre.
Con el tiempo, el exceso de glucosa en la sangre puede causar problemas serios. Puede provocar lesiones en los ojos, los riñones y los nervios. La diabetes también puede causar enfermedades cardíacas, derrames cerebrales e incluso la necesidad de amputar un miembro. Las mujeres embarazadas también pueden desarrollar diabetes, la llamada diabetes gestacional.
Los síntomas de la diabetes tipo 2 pueden incluir fatiga, sed, pérdida de peso, visión borrosa y micciones frecuentes. Algunas personas no tienen síntomas. Un análisis de sangre puede mostrar si tiene diabetes. El ejercicio, el control de peso y respetar el plan de comidas puede ayudar a controlar la diabetes. También debe controlar el nivel de glucosa y, si tiene receta médica, tomar medicamentos.